Análisis Crítico: Educación, Pedagogía y Gerencia
Convenio UPEL-IMPM-RITEP
Postdoctorado en Gerencia de la Educación
Participante:
Gervacio Enrique Rivas Martínez (C.I. N° V-11.513.347)
Ciudad Guayana, 05-10-2019
ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE EDUCACIÓN,
PEDAGOGÍA Y GERENCIA
Contexto
La sociabilidad de la persona es una característica intrínseca a la
humanidad. Todo acto volitivo pasa por el tamiz de los procesos mentales del
portentoso cerebro triuno, como acuñó en su momento Elaine de Beauvoir. Así,
desde la integración de la multidimensionalidad humana como parte de la res
pública, la educación configura la interacción social, desde una pedagogía
que conduce a una auto-retro-organización desde la gerencia. Hace unas décadas
atrás, el maestro Luis Beltrán Prieto (2006) señalaba que “nuestra
educación, por imperativos sociales debe ser progresiva, entendiendo el término
en el sentido de una educación para la formación del hombre integral en su
postura de miembro de una comunidad” (p.4).
En América Latina la educación se observa como un proceso diferente que,
en otras latitudes del globo terráqueo, en muchos casos se percibe como
“instrumento de control” desde la política. A pesar que, en el siglo XX impulsó
un proceso de modernización e industrialización que desarrolló diversas regiones
para transformar los recursos naturales y artificiales que poseen los
países, como el caso de Venezuela, donde la especialización de la educación fue
fundamental, gracias al apoyo de diversos centros universitarios que importaron
sus activos intangibles (conocimientos) hasta estas tierras en pleno progreso.
No obstante, la situación se otea de manera diferente en el siglo XXI, y Aponte
(2018) contextualiza el mensaje de la ONU en la Agenda 2030, cuando dice que “el
desarrollo, entendido como desarrollo socio-económico es una característica
esencial de una sociedad que ha alcanzado un elevado nivel de bienestar
objetivo” (p.333), y con datos estadísticos y científicos, las cifras
indican que pudiera existir una involución.
Para el año 2019, la desigualdades y contrastes sociales, evidenciados
en la propuesta de los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentables. Dicha propuesta
enfatiza en el cuarto objetivo la educación de calidad. Ello indica que no solo
basta leer y escribir, o asistir a un centro educativo. El ilustre venezolano
Arturo Uslar Pietri afirmó que analfabeta funcional es quien posee los
conocimientos y no los desarrolla o los usa torpemente. En cambio, los países
por encima del Ecuador, arrojan resultados diferentes en cuanto desarrollo en
educación, casos como Finlandia, Suiza, Suecia, Inglaterra, Estados Unidos y
Japón. En sí, el capital humano (nosotros), artesanos de la formación
integral de nuestros aprendices, hoy (05 de Octubre), día internacional del
docente, asumimos un compromiso existencial para el desarrollo de nuestros
pueblos.
De las partes al todo
En el umbral del tercer milenio, Gutiérrez (2000), escribió: “educar
es, por tanto, socializar, preparar individuos para un sociedad e ideología
lógicamente definida” (p.20), sin tener que llegar a los fundamentos de la polis
griega, con los aportes de Platón y Aristóteles, la educación, en continuum,
es un instrumento de modelación o moldeamiento de los integrantes de una
comunidad específica. Educar no es el mero acto de compartir y propagar
información. La educación es un proceso profundo, complejo, ligado íntimamente
a la realidad humana, donde de forma bidireccional un facilitador o mediador de
conocimientos insta, motiva y estimula a un aprendiz a asimilar experiencias
que sirvan de soporte para un aprendizaje significativo. Hoy por hoy, la
educación debe ser la plataforma idónea de desarrollo intelectual e integral
del ser humano.
La educación enfrenta un nuevo reto en pleno siglo XXI, en el 2019, el
Dr. Francisco Mora Teruel expone que vivimos en una cultura neuro, por
tanto, lo lógico es desarrollar la neuroeducación. Si un docente no sabe qué es
el cerebro ni como funciona, en palabras del neurocientífico “es como construir
un guante sin haber visto nunca una mano”. Estaremos arando en el mar,
pues, educar no es empujar al estudiante a una prosecución académica. Educar,
desde la perspectiva del sociólogo y filósofo francés Edgar Morín, es sentar
las bases para el futuro, para una era planetaria, para la unificación de
diversidades, donde cada quien, desde sus potencialidades, canales de
aprendizaje y realidad existencial, pueda ser mejor y aporte su episteme
cultural desde su geo-tempo-espacialidad.
Sin embargo, el mismo, Gutiérrez (ibid.) señaló que “la pedagogía es
la ciencia para transformar la sociedad, perpetuarse y reproducirse”
(p.21). Hundiendo sus raíces en la figura del pedagogo egipcio, que llevaba de
la mano al aprendiz, la pedagogía es una ciencia humana, social, que se
ramifica hasta llegar a elementos como la didáctica para “enseñar todo a
todos”. La pedagogía nutre, vitaliza y reimpulsa la educación como un acto
voluntario que persigue un objetivo determinado: la vida en comunidad y el bien
común, colocando las habilidades, aptitudes y competencias al servicio de todos
para vivir con “la cabeza bien puesta” como recalcó E. Morín.
Las ciencias sociales, desde los enfoques cuantitativos y cualitativos,
han impulsado al engranaje educativo a trasladar y re-situar elementos del área
empresarial, industrial a la educación. Así, la administración de recursos y
procesos, han asumido y resignificado a la gerencia como un factor indefectible
en el logro de los propósitos en común. La figura del gerente en la educación
es como un faro en la navegación por aguas turbulentas, en la misma analogía,
la gerencia favorece “el llegar a buen puerto” mediante el uso de las
estrategias exitosas certificadas en las empresas de manera asertiva, empática
y sinérgica.
Del todo a las partes
Con miras a “analizar” la triple relación educación-pedagogía-gerencia,
el presente escrito atisba hacia un aporte explicativo. No pretende ser una
referencia simplista, superficial o anacrónica. Todo lo contrario, la
criticidad bien argumentada, desde la necesidad de resaltar la multidimensionalidad
del ser humano, que no solo posee componentes o elementos
bio-psico-socio-emocional, la persona humana en un “zoon politikon”, en
un ser en-para la sociedad. Por tanto, los esfuerzos que se hagan para
democratizar los procesos de enseñanza y aprendizaje, para fortalecer el acervo
intelectual y académico de los docentes, que acoplen a manera de “cóncavo y
convexo” con los discentes, en esa misma medida, tendrán sentido las palabras
de Nelson Mandela “la educación es el arma más poderosa para los pueblos”.
Una alternativa de solución ante la
ignorancia, sin confundir con analfabetismo, que va en la línea de no saber
utilizar el conocimiento, es la formación integral, con estrategias didácticas,
con objetivos claros, con el apoyo institucional del aparato socio-político-económico-cultural
de un país, donde todos somos importantes y necesarios. Desde un enfoque
sistémico, donde cada componente y elemento es fundamental para la movilización
del engranaje social, por ende, educativo y, sistemático, porque se debe hacer
desde la gerencia (con el calificativo “de la educación”) siguiendo procesos y
procedimientos factibles para la renovación del capital humano (activos
intangibles: el conocimiento) en nuestros países del lado sur de los
continentes.
La proyección hacia el
futuro, pero con los pies firmes en la tierra
Emprender senda tarea no es una misión imposible, pero tampoco minimalista.
Es una realidad que requiere de la transdisciplinariedad para gestionar
conocimientos y optimizar la educación, en contraste con el mensaje de “la
educación prohibida”, producto audiovisual argentino que hace una explícita
crítica a los procesos de aprendizaje, matizando el mensaje de la educación
como “limitante, atadura” de la creatividad humana y de los procesos de
desarrollo sostenibles y sustentables en el tiempo.
A este tenor, Ospina, Burgos y Madera (2017) señalan que la gerencia es
una disciplina de conocimiento humano que gestiona la interacción humana con
fines de organizar y liderizar grupos sociales. Ellos, a este respecto, señalan
que: “el potencial de transformación de un país radica en los educadores que
se multiplica de manera exponencial cuando cada niño, joven o adulto, mediante
la acción educativa y gerencia, es un nuevo agente de transformación”
(p.190).
El futuro es hoy. Y con esa frase se le hace un lugar al planteamiento
de Mejía (2019) cuando afirma que, en el caso particular de Venezuela, “…es
el momento de consensos y de alinear posiciones. La motivación fundamental es
la de visualizar un país distinto en el futuro, ha permitido trabajar a varios
actores sociales en una misma dirección” (p.12). Del mismo modo, el profesor Bruzual (2015)
indica que “la educación, incluyendo la universitaria,
es uno de los factores esenciales del desarrollo de la personalidad de todo ser
humano responsable socialmente, sirve para lograr el progreso de toda sociedad
o país” (p.8), y como elemento particular, señala el modelo
educativo por competencias como un gestor apalancador de nuevas
proyecciones de futuro.
Finalmente, algunos autores hablan de necropolítica, para
designar algunas realidades signadas por la miseria, crisis generalizada y
desesperanza; yo prefiero hablar de replantear, de repensar el futuro desde ya,
con la educación de calidad, inclusiva e incluyente, con la pedagogía del amor
y el trabajo, desde una gerencia competitiva y humana, sensible y asertiva, con
la unidad desde la diversidad. Desde ese hilo comunicacional, donde la
organización del pensamiento conduce necesariamente a la organización del
accionar humano, nos hacemos eco y partícipes de lo que expresa Bisbal (2015)
cuando dice: “que debemos trabajar desde tres elementos importantes: la
puerta, el puente y la casa. La puerta es la comunicación multidireccional, el
puente son las nuevas tecnologías de información y comunicación, y la casa es el
país, donde pensamos, actuamos y vivimos juntos”. (p.12).
Referencias Bibliográficas
Aponte,
C. (2018), El Estado de bienestar: ¿alternativas de desarrollo futuro o moda en
vías de extinción?, Caracas: ILDIS-CENDES.
Bisbal,
M. (2015), Volver al periodismo. Repensando al país desde las comunicaciones,
Caracas: Ediciones UCAB.
Bruzual,
G. (2015), Universidad y desarrollo en una educación por competencias, Caracas:
Ediciones GBB.
Gutiérrez,
F. (2000), Educación como praxis política, Madrid: Ediciones Siglo XXI.
Mejía,
J. (2019), Como relanzar el aparato productivo venezolano, Caracas: Ediciones
Fedecámaras.
ONU
(2015), Agenda 2030, New York: Documentos de la Asamblea General ONU.
Ospina,
D., Burgos,S., Madera, J. (2017), La gerencia educativa y la gestión del
cambio. Revista Diálogo de Saberes, (N° 46), pp.187-200, Bogotá: Ediciones
Universidad de Bogotá.
Prieto,
L. (2006), El Estado Docente, Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho.
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